domingo, octubre 21, 2007

Comunión


Es muy difícil describir lo que se siente al pertenecer de alguna manera a un grupo de 72.000 personas y moverte con ellos como si fuéramos uno solo.

No pertenezco a ninguna religión, yo no sé lo que es repetir una oración sagrada al ritmo de un sacerdote. Nunca he creído en esto y sigo sin creer. Pero si la sensación es similar, madre mía qué subidón.


Se apagan todas las luces, se ilumina un símbolo en una pantalla. Un símbolo que podría ser cualquier cosa, pero es el que todos hemos venido a admirar. Y en cuanto ellos aparecen, miles de personas a la vez comienzan a corear palabra por palabra, todos a un mismo ritmo canciones que hace más de diez años que no escuchas. Qué difícil explicarlo.


De pronto sientes que tienes algo en común con toda esta gente, que todos somos muy diferentes y cada uno vive en una parte de Andalucía, o del país, ¡o del mundo! Pero todos sentimos algo cuando oímos estas canciones. Da igual qué edad tuvieras o cómo lo vivieses, el caso es que después de tanto tiempo, todos teníamos ganas de vivirlo. Fantástico.


Salgo de allí impresionado. No sólo por un grupo que tiene un sonido directo magnífico, un cantante showman, un repertorio excepcional y unos efectos especiales que añadieron magia al espectáculo. Salgo impresionado de la imagen de un estadio (por cierto, chapó por los arquitectos Cruz y Ortiz, la evacuación de 70000 personas en unos minutos es algo digno de destacar) repleto de gente que late a un mismo ritmo.


No sé cómo será la sensación de comulgar con una religión, de formar parte de algo divino. Pero la idea de una masa de gente entregada por completo a algo y sentirte que formas parte de un espíritu que sigue vivo, merece la pena vivirlo. Da un poco de miedo pensarlo, pero vivirlo es estupendo.


Solo en este momento ,
el mar encendido
el estanque no para de crecer...
tanto sube el nivel
el mar
se derrama ahogándome!!!